Cloración
El cloro es un desinfectante que se agrega al agua para reducir o eliminar los microorganismos, como bacterias y virus, que pueden estar presentes en los suministros de agua. Desinfectar nuestra agua potable garantiza que esté libre de microorganismos que pueden causar enfermedades graves y potencialmente mortales, como el cólera y la fiebre tifoidea. Hasta el día de hoy, el cloro sigue siendo el desinfectante de agua más utilizado y el desinfectante del que tenemos más información científica. El cloro se agrega como parte del proceso de tratamiento del agua potable. Sin embargo, el cloro también reacciona con la materia orgánica presente de forma natural en el agua, como las hojas en descomposición. Esta reacción química forma un grupo de productos químicos conocidos como subproductos de la desinfección. El más común de estos subproductos son los trihalometanos (THM), que incluyen el cloroformo. La cantidad de THM que se encuentra en el agua potable depende de varios factores, incluida la estación y la fuente del agua. Por ejemplo, los niveles de THM son generalmente más bajos en invierno que en verano, porque la cantidad de materia orgánica natural es menor y se necesita menos cloro para desinfectar a temperaturas más frías. Los niveles de THM también son bajos cuando la fuente de agua potable son pozos o grandes lagos, y más altos cuando la fuente son ríos u otras aguas superficiales, porque generalmente contienen más materia orgánica. Los datos científicos actuales muestran que los beneficios de clorar nuestra agua (menos enfermedades) son mucho mayores que los riesgos para la salud de los THM y otros subproductos.